El instante de Helena entre nosotros

Una Helena capaz de cruzar mil fronteras.

Sin miedos,

sin permisos,

dueña de sí misma:

¡qué arda Troya!

Saltar la barda hacia unas manos que esperan,

superar la cerca de los labios prohibidos,

vallas invisibles respetadas por siglos multiplicadores.

Encontrarse tarde,

reencontrarse con miedo

y no saber en qué momento,

ni quién,

decidió jugar con los destinos.

Instante que vence el muro construido por el tiempo

enemigo mortal de los amantes.

Mirar por primera vez,

reunión que

en un segundo

anula años

de

espera.

Troya no es fuego, ni es agua, para quienes desafían al tiempo.

Un abrir de ojos a un cielo textil de colores negros y guindos,

a una pared de relojes coleccionistas de instantes imposibles.

Lo que nunca llega

se instala para quedarse,

y en su no venir

aparece

entre nosotros.

Helena sólo una,

esa que no puedo ser,

que nunca,

que nada,

que no y

que tú tampoco.

La Paz, 28 de diciembre 2018

© BAGG del poemario Sin tiempo

Clementina (Library/Biblioteca) & Getty (Picture/Foto)